Capítulo Cinco: ¡Éxito!

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La idea de Yurany fue todo un éxito. Es más, entre ella y La Costrica lograron vender en un solo día más de ciento cincuenta boletas. Así que hagan la cuenta y verán que nos fue muy bien. Es más, vamos a poder pagar el televisor y evitar que nos llamen del crédito a las siete de la mañana.

La pareja de cuñadas se fue puerta por puerta del barrio vendiendo las boletas, que juegan por la Lotería de Medellín y que se están agotando. Ya hicimos la gestión para llevarnos a Yeferson y darle la muenda que se merece por irresponsable.

Así que esta noche ya estará en la casa con nosotros, eso sí, no prometo que se pueda levantar de la cama en unos días.

Lo bueno de todo esto, es que estoy viéndole madera a Yurany en eso de los negocios. Estoy hasta pensando en ponerle una papelería en la casa, como para que vaya aprendiendo a manejar plata y gente. El problema es que ella con su memoria es capaz de echarle mirella a la sopa y eso no lo quisiera ver y mucho menos probar. ¿Se imaginan una sopa brillante? Así que tocará descartar la idea.

Hay otra cosa que me tiene muy satisfecho de la relación entre La Costrica y Yurany, ya que esa muchacha, pese a Yeferson y a los raspones que tiene por la caída, es muy inteligente y puede llevarme a la niña por el camino del bien. Hasta hacen buen equipo. Si no fuera por lo desmemoriada, hasta le decía a mi muchacha que le pidiera clases de cocina a la novia de Yeferson y que a cambio nosotros le decíamos a Yefer que ella es su novia hace muchos años.

Esperemos a ver si en eso de enredar a la cuñada también es exitosa la Yurany, por ahora nos vamos de este hospital que ya me tenía mareado con su olor y voy a poder volver a trabajar en el taxi, ya que lo tenía muy descuidado por estar cuidando al irresponsable de Yeferson y sobre todo, por intentar venderlo.