Cuando llegamos a la sala de cine habitual y después de esperar un par de minutos para ser atendidos en taquilla, tal vez fuimos la sorpresa de un joven tras un computador que se encarga de ubicarte dentro de una sala de cine.
-¿Cuántas para Iron Man?- preguntó.
-No, aún tenemos dudas- respondimos y el chico se sorprendió.
-¿Dudas? ¿Con cuáles?- preguntó más intrigado aún.
-Si, no sabemos si vernos “Roa” o vernos “Tesis sobre un homicidio”- dijimos y la cara del chico fue de más sorpresa aún.
-Pues una es Argentina (Tesis) y la otra, no sé de donde sea.
Al final nos inclinamos por “Roa”, ya que escudriñaba en la historia de Jorge Eliécer Gaitán, quien fuera conocido como el Caudillo del pueblo y quién a veces, en discusiones, digo que ha sido el mejor presidente de Colombia y eso que lo mataron antes de llegar a las elecciones.
La sala estaba vacía, es más, era la sala más pequeña del Cinema que cuenta con siete salas y de ellas tres estaban destinadas a Iron Man, la muestra de lo taquillera que es la película del Súper Héroe fue la fila que había para ingresar a verla.
Nos sentamos y nos dejamos impactar.
Primer Totazo.
Roa, decidió narrar la muerte de Gaitán sacándolo del caudillismo y convirtiéndolo en víctima, pero no sólo eso, todos sabemos que al final lo van a matar, lo bonito de esta historia es que para matarlo no lo hicieron como si fuera una película colombiana más, no. Acá se preocuparon por contar una historia de una muerte, basados en un libro, basados en el acta final que hubo en el país sobre la muerte del candidato asesinado.
Digo que no es una película colombiana más porque tal vez una de las tantas razones para las ausencias que tiene el cine del país a las salas de cine es que nos acostumbraron a contarnos siempre las mismas historias, pues tenemos como orgullo de nominación al Óscar una película de una chica que traga bolsas de Cocaína, como película que marcó a una sociedad la historia de niños indigentes que consumen pegante y otras tantas drogas; y como película enviada a participar en los Premios Oscar 2012, una película sobre narcotráfico y carteles mafiosos.
Segundo Totazo.
Roa se acopló a la época y es una de las cosas que más destaco de la película. Los vestuarios, las casas, los automóviles, las formas de hablar, es impecable, muy bien tratado y muy bien encaminado. Tanto que hay panorámicas de Bogotá que buscaron ocultar esa ciudad caótica que es hoy, para mostrarnos esa tradicional capital sin edificios que fue en los años cuarenta.
Tercer Totazo.
Este es un apunte personal. La música es tal vez una de las más limpias que he escuchado en una película colombiana. Saliéndose del reggaetón, el tropipop y el vallenato. Roa apostó al piano, los violines y los chelos, sobresaliendo el martillo y las teclas por encima de los dos instrumentos de cuerda. Yo, que soy un fanático del piano disfruté y me deleité con cada pieza donde había silencios en los diálogos e intervenía la música.
Cuarto Totazo.
La dirección de la historia es muy bien escogida, dejamos de contar la historia de la víctima y nos fuimos hacia el lado del presunto victimario, allí nos encontramos una actuación muy buena de Mauricio Puentes quien personifica a Juan Roa Sierra y le da un toque de inocencia al personaje que uno llega a pensar en la injusticia de su muerte.
Hay algo con lo que no pude y es con la actuación de Santiago Rodriguez (Ex Francotiradores) quien por más que se esforzó, no se parecía en nada al caudillo. Es más, hay detalles de maquillaje que se notan mucho. Pero al ser Gaitán un personaje casi que secundario en la película, puede pasar desapercibido.
El resto de los actores parecen ser un elenco bien escogido. Hay un detalle que resalta mucho en la actuación y es el comportamiento de la familia de Roa, es más la cercanía y la lejanía con la que viven, tanto que nunca sospechan de los desesperos de Juan que lo llevan a cometer distintos “crímenes” que lo empujaron a “asesinar” a Gaitán.
Quinto Totazo
La muerte del Caudillo es tal vez el totazo más grande que te cuenta la historia. Pese a que ya sabíamos que iba a morir, no nos esperamos nunca el desenlace de la película. Que desencadenará en el famoso “Bogotazo”. Este punto es de lo más sobresaliente de la película, no se pare en los créditos, conozca un poco la historia de este día. Pues al final, aparecen una gran cantidad de fotografías de todo lo ocurrido este día que como lo aseguran al cierre, partió en dos la historia de Colombia.
Mejor dicho, Roa es una gran muestra del cine colombiano, pues se esforzó por contar una historia distinta, que se salió del molde del narcotráfico, de las guerrillas, de las balaceras mal hechas y de la ya predecible historia que Dago García presenta cada veinticinco de diciembre, para darle narración a un hecho casi olvidado, es más, que tal vez muy pocos conocen en el país y se atrevió a narrarlo de una manera tan limpia que uno se compenetra demasiado con Juan Roa Sierra.
Lástima que acá le creamos más a Iron Man, lástima que el cine del país no llene una sala de cine y sus películas duren dos semanas en cartelera, lástima que nos vendan más las balas que las historias y lástima que aún se sorprendan en las salas de cine cuando compramos una boleta para una película nacional, que desde que estás frente al taquillero, está tildada de “Mala”.
Déjese sorprender, vea Roa y disfrute cuadro a cuadro la narración de esta historia.