No tan feliz cumpleaños

Foto: http://www.pequerecetas.com/

Pocholo era uno de los sicarios más famosos de Primavera por su especialidad para liquidar a sus victimas con un solo disparo y además porque desde la muerte del capo, había heredado muchos de sus negocios y dominaba más de la mitad de la ciudad.

Esa tarde su hijo Juan Andrés estaba cumpliendo su tercer año de vida y en retribución, como se había vuelto costumbre en la ciudad, decidió llevarlo a una de las más prestigiosas heladerías.

Cuando estaba con su familia Pocholo no andaba armado  y le gustaba que sus escoltas lo vigilaran a una distancia considerable para que todos se pudieran desenvolver tranquilamente.

Se sentaron, el reloj atrás del mostrador marcaba las cuatro y media de la tarde y Pocholo tranquilo y feliz de verle la sonrisa a su hijo, disfrutaba no solo eso, sino también tener a toda la familia reunida, abuelos, tías y primos de Juan Andrés, quienes también estaban acompañando la velada.

Habían escogido la mesa de la entrada al lugar, Pocholo se había sentado de frente al mostrador y de espaldas a la puerta, los pedidos llegaron, un aire extraño rodeó el lugar, una pareja llegó tomada de la mano, él la besó, ella le dijo algo al oído, la familia empezó a comer.

Seis ráfagas corrieron por el aire, cuatro impactaron la espalda de Pocholo, las otras dos su cabeza. El joven le entregó el arma a su novia que corrió hacia una moto que la esperaba, él abordó una camioneta que llegó con el viento y con él mismo se fue.

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