Foto: Andrea Catt
Marcelo llegó a la ciudad de Primavera, proveniente de Austral. Su banda de rock se presentaba ese fin de semana en la ciudad Granadina. Carla, le seguía los pasos a su banda hacía unos años y cuando se enteró que venían a su ciudad, se alegró demasiado y quiso aparte de verlos en vivo, conocerlos personalmente.
Carla hizo hasta lo imposible, uno de los organizadores era amigo de ella y le concedió el honor de conocerlos, así que la invitó a estar con ellos en un bar muy conocido de Primavera, para que disfrutaran de unas copas juntos, se tomara unas fotografías y pedirles unos cuantos autógrafos.
Esa noche, conoció a Marcelo, le pidió la foto tradicional, la firma normal y un beso, él, sin reparos, se lo dio en la mejilla, pese a que la esbeltez y la belleza con la que contaba Carla, hacían que él la deseara totalmente.
Poco a poco la copa que iban a compartir, se convirtió en seis botellas de cerveza y media botella de anís, Carla a ese punto, ya estaba entrada en un estado de alicoramiento alto, no tanto para ser considerado borrachera, pero si para estar feliz y casi disponible a las insinuaciones que Marcelo había parado en seco, tras haberle hablado a ella de los nombres que llevaba en su cuerpo, que representaban a su esposa y el par de hermosas hijas que lo esperaban en Austral, y de haberse enterado que Carla, no era la primera vez que intentaba acercarse a un músico extranjero para lograr un toque más internacional en sus haberes sexuales.
La noche finalizó, con un adiós que para Carla fue frío, pero para Marcelo fue tranquilizante, porque de no haber sido así, los tragos se le habrían podido subir a la cabeza y así hacer lo que ella quería.
Al otro día, era un día más para la embestida de Carla. Marcelo había pasado la noche tranquilo, pero su desayuno fue casi acompañado por una Cerveza, de no haber sido por la insistencia de la mesera del hotel en que los integrantes de la banda en pleno, probaran los tradicionales manjares de Primavera.
Marcelo, se dedicó a beber todo el día, Carla, llegó pasado el mediodía al sitio donde la banda se encontraba reunida y empezó nuevamente con su labor de hacer que él, que interpretaba la guitarra rítmica en su banda, le insinuara algo más que un beso en la mejilla.
Luego de haber bebido cerca de treinta cervezas, una garrafa de vino y casi media botella de anís, Marcelo estaba muy ebrio, Carla, que no había bebido tanto, logró hacer eso que siempre había esperado. Lo invitó a que la llevara al cuarto del hotel donde se hospedaba y en medio de la borrachera de él y la alegría de ella, hacerse suya. Porque si él hubiera estado a cabalidad en el uso de toda su razón, tal vez lo habría evitado, porque primero estaba su dignidad y familia, que ese sentimiento de todo Rockstar, de tener a una chica bonita insinuándose.
Cuando despertó al otro día, Marcelo maldijo para sus adentros todo lo que pudo haber hecho con Carla, el cargo de conciencia fue gigante, ella despertó y se vio acostada en el pecho de él, sonrió y lo saludó. Él dentro de su cortesía la invitó a pararse, a que se bañara y la sacó casi a patadas de su habitación.
Carla siguió buscando la oportunidad de estar con Marcelo, de encontrar un beso, una caricia, pero él, que ya tenía ese cargo de conciencia de no recordar nada de lo que había pasado con ella, simplemente se alejaba.
La banda de Marcelo tocó y dio lo mejor de sí en la tarima, Carla gritó al máximo, maldijo y puteó tanto que era la voz que tal vez más se escuchaba en el recinto, más que la de los músicos.
Cuando fue a saludar a la banda, el único que no quiso acercarse fue Marcelo, quien la odiaba desde esa mañana, pero que sabía que la olvidaría apenas volviera a su casa, porque lo único que amaba era a su esposa y para él, Carla sería solo un olvido, mientras que para ella, Marcelo sería su mejor recuerdo.
Jum!!!… que chica más persistente… Pero que triste que el haya estado con ella en condiciones de inconciente… °-°
Abrazos Juanse!!!