No sé aún si el azar o el gusto me han llevado a ver ultimamente películas de escritores. Tanto de ficción como reales. Algunas muy taquilleras y otras que pasaron desapercibidas o ni siquiera llegaron a la pantalla de mi país. Es por ellas que tal vez empezaré haciendo un recuento en varios post de lo que significaron en mi interior. Este recuento lo haré de adelante para atrás, por lo que encontrarán la última que me vi de primera y la primera que me vi, como el último post.
Esa última película de escritores que me vi, me tomó por sorpresa, sobre todo por darme cuenta que hablaba de un escritor; sólo cuando le di play y me topé con Colin Farrel ebrio y con un papel en la mano, dije: “carajo, sólo he visto muchas películas de escritores ultimamente”.
Siete Psicópatas es la película y cuenta la historia de un guionista que se encamina a escribir su próximo film, que lleva el mismo nombre de la película.
Allí se encuentra con un montón de peripecias alrededor de siete psicópatas que tiene que inventar, pero que también se le van atravesando por la vida y algunos problemas en los que se mete.
Un Vietnamita, un mafioso, un vaquero, un asesino de asesinos, una asesina de asesinos, un cobarde enamorado de una asesina de asesinos, un loco con delirio de persecusión y un perro, son los que se encargan de llenar la cabeza de Colin Farrel para que escriba el guión, que aún no tiene claro y no sabe cómo desarrollar.
Un guión que se verá nutrido por la relación que el guionista tenga con quienes le ayuden a construirlo, de todos esos a los que se encuentra en el transcurrir de la vida y en todas las borracheras por las que atraviesa, donde recibe consejos de quienes menos se espera y donde termina huyendo del tedio de la ciudad para lograr encontrar su mayor punto de inspiración y así, darle vida a esos siete psicópatas que debe narrar en la película.
Si se va a acercar a ver Siete Psicópatas, tenga en cuenta que hay sangre, balas, fuego, explosiones, carros incendiados, un desierto y un viejito con una grabadora en la mano caminando de un lado a otro. Y Tom Waits tiene un papel, que como ya es costumbre en él, está cargado de misterio, de oscuridad, de locura.
Siete psicópatas, lo lleva a uno a querer saber qué tanto es real y qué tanto es ficción, qué tanta sangre pueden derramar los guionistas mientras escriben sus películas y cuánta aún tienen en la cabeza. Y sobre todo, lo lleva a uno a pensar en como un perro, puede influir en todo lo que un guionista puede vivir para escribir una película.