Juego en el Campo

Juan, vivía en una casa rural, en un municipio alejado de la ciudad, Argelia, Antioquia, para ser más exactos.

Esa mañana de domingo, después de desayunar su arepa con queso y chocolate de sobremesa Juan salió con Conan, su perro, a jugar por la finca, corrían, se abalanzaban uno sobre otro, se subíeron a los arboles, se alejaron de la casa, jadearon sedientos, bajaron corriendo a la quebrada y bebieron agua, volvieron a seguir corriendo, tumbaron mangos, Juan los llevaba en los bolsillos de su pantalón y en una tula que llevaba a sus espaldas, miró el reloj, siguió corriendo, Conan se alejaba, pero Juan lo seguía con sus rápidas piernas, llegaron a campo abierto, no detuvieron su paso, volvían a casa, el suelo explotó, Conan iba adelante y no lo notó, Juan sintió como se elevaba, llegaba al cielo, pero no sintió cuando volvió a caer.

3 comentarios

  1. Como Juan muchos tampoco se han sentido caer. Y nosotros quienes no hemos sido levados de esa manera…hoy los recordamos y nos dolemos por ellos

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