ColoreArte

Foto: http://www.10000artistas.com/

El trabajo que les habían puesto en la clase de artes, era complicado, pero apenas para lo que siempre había querido, estar con ella.

Desde hace muy poco su timidez se había ido al abismo y le dio pie para atreverse a acercársele a la chica de al lado en la clase de apreciación. Se llamaba Clara, tal vez por su mirada o el color de su cabello, y era perfecta. Con una sonrisa blanca y amplia, inundaba siempre el café que se tomaban juntos desde hacía una semana después de la clase de las seis de la mañana.

Esta vez, les habían puesto un trabajo en parejas, Clara, que también gustaba de él, lo escogió, anotó los nombres en la hoja y luego le dijo.

-Vos sos conmigo.

Él sonrió. Se presentaba la oportunidad.

Clara llegó a las tres de la tarde, tal y como habían quedado, a la casa de él, que le abrió con una sonrisa en el rostro. Luego le ofreció una gaseosa y ella, la bebió lentamente.

Cuando terminó la gaseosa y estaban sentados frente a frente, Clara se desnudó.

-¿Qué pasa?- preguntó él.

-¿No quieres hacer la práctica de pintura? ¡Yo quiero ser tu lienzo!- le dijo ella.

-Bah- Respondió él, pero muriéndose de ganas.

-Debes estar tranquilo- le dijo ella- es algo que siempre hemos querido hacer, tu pintar en mi, yo ser tu mejor cuadro.

Poco a poco se le fue acercando, le dio un beso y sintió como la piel de él se erizaba al mismo tiempo que la de ella dejaba mostrarse excitada. Poco a poco los senos de Clara, rosados, redondos, deseados, se fueron acomodando a los pliegues de la camiseta de él y se fundieron en el pecho de él, que la empezó a besar lentamente, mientras la acostaba sobre el tapete y tomaba el color rojo para empezar a colorearla.

Con cada pincelada sentía como su cuerpo se iba erizando, como la deseaba y la miraba fijamente a los ojos, mientras le daba uno que otro beso, azul, naranja, verde, amarillo, violeta, una que otra mezcla pastel o ácida que se iba filtrando por cada uno de los poros de ese perfecto cuerpo, que sentía como el pincel la iba recorriendo de arriba abajo. Los pezones, totalmente erectos esperaban el roce frío de las cerdas mezcladas con la pintura y así sumergirse en un éxtasis total. Pronto él empezó a dirigirse a la parte más baja del cuerpo de Clara que ya no podía contenerse, iba a estallar.

-Toma las fotos ya y acaba con esto de una buena vez- le gritó.

-Relájate- dijo él, que siguió pintando lentamente las piernas de ella, el interior de los muslos que la hizo dar un gemido increíble.

Clara se levantó, lo tomó entre sus manos y lo empezó a desnudar.

-Espera- dijo él.

-No, es necesario que te desnudes ya- dijo ella.

Él se paró, fue por la cámara, le parecía justo lo que llevaba el ejercicio, es más, creyó que era la hora. Asi que empezó a disparar, una, dos, tres obturaciones, los flashes se fundieron en los cuerpos de ambos, que terminaron entrelazados, él no dejó de disparar, Clara no dejó de gemir, se descargaron el uno al otro en orgasmos, en sensaciones, en sabores, olores y besos.

La pintura se regó en los cuerpos de ambos, las fotos no sirvieron, les tocó volver a empezar el trabajo. Aun se siguen pintando.

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