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El Coronel Rodríguez estaba acabando su turno en la estación Guayabalia del metro de Primavera, cuando se le acercaron un par de chicas con dos minifaldas y unas piernas que hicieron que él se perdiera imaginando como sería lo que la tela no dejaba ver.
-Buenas noches, señor agente- le dijo una que llevaba la minifalda color negro y unos tacones que hacían que sus piernas rígidas la hicieran ver más sexy aún.
-Si- Contestó el Coronel.
-Lindo- Agregó la otra chica que llevaba una minifalda color azul y unos tacones rojos que causaban el mismo efecto en los hombres.- Es que queremos llegar a la discoteca de Las Palmeras y no sabemos dónde queda, ¿Tu nos podrías ayudar?
-Si, claro, estamos muy cerca. Salen de la estación y cuando acaben de cruzar el puente, voltean a la izquierda y caminan unas dos cuadras y llegan- Contestó el Coronel.
-Pero eso está muy oscuro, será que tu nos puedes acompañar, nosotros te lo pagamos muy bien- dijo la de la minifalda negra mientras miraba a los ojos al policía y le guiñaba uno para tratar de convencerlo.
-Está bien, yo las acompaño- dijo el Policía mientras se imaginaba con qué podrían pagarle, al menos un beso podía sacarles.
Caminó junto a ellas, quienes se le hicieron a ambos lados y lo agarraron de gancho. El Policía sonrió y siguió conversando con las chicas de las minifaldas.
Cuando llegaron a la parte que decían ellas era oscura, el Policía sintió que ellas se apretaron más hacia él.
-Qué miedo el que hace esta oscuridad- dijo la de la falda azul.
-Al menos tenemos a… ¿Cómo es que te llamas lindo?- le dijo la de falda negra.
-Gonzalo, Rodríguez- respondió el Coronel.
-¿Y qué cargo eres?- preguntó la de falda azul, mientras se le insinuaba un poco.
-Coronel- Respondió el Policía.
-Wow, uno de alto rango- dijo nuevamente la de falda azul mientras lo abrazó, lo tomó del cabello y le dio un beso.
El coronel sintió una lengua abriéndose paso entre sus labios y besó a esa chica que tanto le atrajo y que se le acercaba en ese momento.
La chica de la falda negra miraba la escena ante ella, mientras buscaba en el bolso, aprovechando que el coronel cerraba los ojos para besar a su compañera, cuando lo encontró, lo sacó, le arrebató el beso al Coronel y lo atrajo hacia ella, también lo besó y mientras el Policía disfrutaba, le dio un golpe certero que se transformó en un chuzón en la columna de Rodríguez, hecho con el punzón que sacó de la cartera.
El Coronel sintió como perdió el control de su cuerpo, la cabeza era lo único que le respondía, fue ahí cuando las chicas empezaron a saquear sus bolsillos y le quitaron el arma de dotación, mientras él quedaba inconsciente bajo esas dos faldas.
Por un par de piernas se nos va las vida
Jum… y eso que era coronel!!!… ajajaja… estos hombres si no… ea vemaria… en lo que terminan por dejarse llevar de la testosterona. Bueno Juanse.
¡¡¡Abrazos!!!
ehyy muy Bueno me encanta como escribes….me facino esta historia resalta muchisimas cosas…..y aunque no se mucho y no soy escritora podria decir que lo que mas me envolvio de la historia son las dos partes de la femenidad que muestras. ehyy excelente trabajo felicitaciones