Dulce amor

Iba volando, buscando donde posarse, con el movimiento de sus alas constante, cuando de repente sintió el aroma de ella, miró a su lado y la encontró ahí parada.

Se acercó, ella era mucho más grande que él, pero sin embargo la rodeó y la miró fijamente, ella no se movía, y a él eso le parecía perfecto, porque muchas veces todas las personas a las que se acercaba, salían huyendo por el zumbido de sus alas, o si no, iban a perseguirlo con un periódico para matarlo.

El aroma de ella era penetrante, cítrico y delicioso, él se saboreó, la miró de cerca y siguió esperando a que reaccionara, pero como no lo hizo, tomó la decisión de acercarse y hablarle.

-Hola, mucho gusto, Moscar- le dijo.

Ella no le respondió.

-¿Qué te pasa chica? ¿Eres muda? Tranquila yo soy un mosquito serio y limpio. Solo quisiera conocerla y ver si podemos salir.

Ella ni se inmutó y él se sintió mal. Pero igual siguió cortejándola. Voló lejos y  al rato volvió con una flor que le pesaba demasiado, pero con tal de que ella le hablara, hacía lo que fuera.

Llegó, la puso frente a ella y ni un gracias le escuchó decir.

-Igual, me gusta tu olor, tu aroma y tu brillante figura, me gusta tu manera de ser, las curvas de tu cuerpo, pero no se por qué no hablas, igual no serías la primera mujer con la que me topo y que no me habla.

Ella seguía callada.

-Me gusta la aviación- insistió Moscar- es más, soy uno de los más reconocidos voladores de mi grupo de amigos.

Ni una sola palabra. Nada. Parecía que estaba hablando solo, hasta que siguió con su monólogo.

-¿O es que estás triste? Te puedo cantar una canción. Pero si ni siquiera sé tu nombre. ¿Cómo podría hacerlo?

La rodeó y encontró en el pecho de ella un letrero.

-Ah, tienes una escarapela- afirmó Moscar.

Se acercó al frente de ella y leyó lo que decía esa escarapela que llevaba en la piel.

-Naranjada. ¡Qué bonito nombre!, sobre todo porque es uno de mis colores favoritos. – dijo Moscar- Ya entiendo por qué el olor tan cítrico, debe ser que quieres conquistar y mimetizar tu nombre con tu olor. Igual, quiero probar tus labios.

En ese atrevido momento, se elevó, empezó a acercarse a la boca de ella, cuando vio que un brazo se acercó, la tomó por el cuerpo y empezó a besarla, Moscar solo optó por alejarse. Había visto que la chica, ya tenía con quien compartir su vida y tal vez por eso era su silencio.

Ilustración: http://www.flickr.com/photos/juansems/

3 comentarios

  1. jee simplemente Genial!! .. los personajes son solo una figuracion!!! pues el cuento tiene una escensia muy real!!! .. muy parchados siempre son esos cuentos!!!.. por ahi tengo uno ke otro favorito!!!… estare pendiente de ese libro!!! … tenes ke hacele buena publicidad .. muchas congratulations!! segui asi!! 🙂

  2. Juanse que belleza!!!… que historia tan chistosa… súper bonita.
    Toda inocente!!!… 😀

    ¡¡¡Abrazos!!!

    PD: Execelentes las fotos adjuntas

  3. Que ternura de historia, pobre Moscar, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, cuantas veces nos habrá tocado vivir una situación así!!

    Muy bacana JuanSe!!

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