Foto: http://losdelsur.net/
Para empezar, quiero contar un poco de mi historia con Atlético Nacional, para que conozcan un poquito de lo que significa el equipo para mi.
Tengo 23 años y cada cumpleaños es pólvora y alegría un día antes, además de muchos recuerdos de mis vecinos, de mi familia por el logro más grande del Club en su historia. Si, tengo el escudo de Nacional a cuestas porque nací el 1 de Junio de 1989.
A los tres o cuatro años, en el 92 o 93, fui por primera vez al estadio de la mano de mis padres y mi padrino, 3 – 2 quedó ese partido ante el Tolima y ahí nació un amor a la tribuna, el del equipo nació desde mi primer traído del niño dios: la indumentaria de Nacional con el número 8. Y cuando tenía 10 años, ¡era un niño!, gracias a unos primos de Cali, visité por primera vez la tribuna Sur y de ahí no me han sacado, pues pese a que ya no vaya a la Popular Sur, sigo siendo un testigo silencioso de ese, el movimiento más grande a nivel nacional de las últimas décadas, llamado Los Del Sur.
Quince años después del nacimiento de ese movimiento, con orgullo tuve en mis manos un libro que es sólo una muestra más del trabajo ordenado que desde la barra siempre se ha tenido. Un documento que todo aquel escéptico del barrismo, que los tilda de vándalos, drogadictos y demás, debería leer, para conocer como la barra salió de un abismo al que lo estaban enviando desde el periodismo hasta la problemática social que ha habitado en nuestro país siempre. Una historia que es también un homenaje.
Los Del Sur, se han encargado de homenajear a los ídolos del club, inmortalizándolos en camisetas, afiches, botones, imágenes en internet y sobre todo en el día del hincha verde, y a ellos nadie nunca les había hecho un homenaje. Es por eso que para sus 15 años tomaron la decisión de homenajearse y no sólo eso, de homenajear a un personaje, que dentro de la barra, ha representado lo que ha sido la barra: un ir y venir entre el bien y el mal.
No estoy diciendo de esta manera que las barras son malas, ni tampoco voy a decir que es lo mejor que hay en el mundo. Pero eso sí, el ir y venir entre el bien y el mal, se refiere a las labores sociales que han hecho y cada vez hacen con más fervor; y la imagen que tienen gracias a la mala publicidad que les han hecho toda la vida, porque sí, entre los años 2000 y 2003, ser parte de Los Del Sur era prácticamente peligroso y usar camiseta de Nacional era casi visto como un delito, porque muchos de los problemas sociales que tienen las ciudades normalmente, eran atribuídos desde las grandes esferas del periodismo a la barra y como en este país muchos piensan de acuerdo a lo que les dicten la radio y la televisión, pues ahí está el detalle de la fuerza con la que a Los Del Sur le ha tocado remar en contra de la corriente.
Es en ese punto, donde la unión de la hinchada, la misma democracia y el amor por los colores y las ganas de cumplir un sueño, donde inflexiona esta historia narrada en el libro desde las letras de Ramón Pinilla, amenizada por conversaciones con líderes de la barra, aguardiente y arepitas y simplemente reflejando la historia de un muchacho de Liborina, Antioquia, que salió de su casa con el sueño de poder vivir del fútbol y lo logró. Pero no lo hizo como Futbolista, sino como barrista.
“La vida por esta pasión” es el vivo reflejo de lo que son muchos de los integrantes de Los Del Sur, de lo que hemos vivido quienes hemos estado inmiscuidos en el interior de la tribuna Sur no sólo por un día, sino por varios años y sobre todo, varios de los primeros años, en los que LDS dejó de ser una barra más que alentaba a Nacional, para convertirse en un movimiento social; es un reflejo de la salida del vandalismo de algunos para darse cuenta que no es una Barra Brava la que se tomó la tribuna, sino un grupo de amigos que hoy cuenta en sus filas con miles y de la que millones quisieran hacer parte pero no saben que para hacer parte de ella no se necesita sino defender a muerte los colores de Nacional en la cancha y fuera de ella, pero sobre todo, para ser parte de la barra hay que ser parte de la sociedad y contribuir al crecimiento de la misma. Porque eso se nota por todo el mundo, incluso por mi, un testigo silencioso, como muchos que están allí. Es el reflejo de los sueños cumplidos, sólo que en este punto, a una sociedad conservadora le cuesta aceptar que alguien decida hacer de la barra y los colores, su estilo de vida. Así como a muchos les ha costado que mi sueño sea ser escritor y lleve más de siete años dedicado a lograrlo. Si, a todos esos locos que tomamos un camino diferente al de ser ingenieros, médicos y demás carreras “que dan plata”, nos han tildado de locos. Y es esa locura la que nos ha hecho grandes, eso sí, guardando las proporciones: Los Del Sur son un gigante continental y yo soy un escritor gigante para mis padres, algo parecido, sólo que con menos gente.
En fin, me desligo de mi propia versión y espero que el país entero se atreva a conocer a Los Del Sur desde adentro, desde la historia de uno de sus hinchas más representativos, ese que un día tomó la decisión de vivir del barrismo. Porque el libro es la narración de la historia de un anónimo que está lleno de sinónimos con todos, pues comparte la misma pasión, el mismo amor, la misma alegría y quién sabe qué más características puede compartir con usted, esas se las dejo para que las averigüe leyendo el libro.
Para que las bondades sean visibles, se debe combatir primero las lamentables ramificaciones de los buenos barristas… aquellos vándalos que como lunares malignos hacen daño de una manera significativa.
Sos un hincha con pasión de vieja guardia… 😉