Aguinaldo
A las nueve y cincuenta llegué a la puerta de su edificio, le pagué al taxista y los nervios me empezaron a abordar, además de eso, me generó gran sorpresa saber que éstos nervios estaban produciendo en mi pelvis cierto…
A las nueve y cincuenta llegué a la puerta de su edificio, le pagué al taxista y los nervios me empezaron a abordar, además de eso, me generó gran sorpresa saber que éstos nervios estaban produciendo en mi pelvis cierto…