Romeo y Julieta

-Mucho gusto, Julieta Montesco- dijo ella al verlo en frente.

-Mucho gusto, Romeo Capuletto- Respondió él con cortesía mientras le daba un beso en la mejilla.

Quedaron flechados, él no podía dejar de pensar en ella. Ella, no podía dejar de pensar en él. La agregó al facebook y ella lo aceptó. De ahí en adelante, èl, se paraba frente al muro de ella y la contemplaba. Escuchaba la misma música que ella escuchaba, veía una a una las fotos que ella publicaba, sonreía con cada emoticón que ella ponía.

Hablaron por el chat, quedaron de volver a verse, se enviaban besos y expresaban su felicidad con caras felices o sacando la lengua.

La familia de ella se enteró de la amistad por un primo, que vio aparecer en su ventana de noticias a Julieta Montesco, ser amiga de Romeo Capuletto.

Su padre, salió a desconectarle ahí mismo el internet.

-No te puedes relacionar con un Capuletto- le dijo el padre.

-¿Por qué?- Dijo Julieta.

-Porque estamos en guerra con ellos y espero que no intentes nada con ese muchacho, porque soy capaz de matarlo.- Respondió su padre, llevándose bajo el brazo el modem de conexión-

Romeo siguió tranquilo, apareciendo cada día en el muro de ella, le dejaba canciones para cantar, le recitaba poemas de amor y hasta instalaba aplicaciones de parejas, donde la pareja suya era Julieta. Pero ella nunca respondió, ni un me gusta, ni un comentario.

Un día, sin avisarle a nadie, Julieta se escapó de casa, pidió permiso para ir a clase de baile, pero en vez de irse para la academia, terminó en el parque del pueblo, sentada en un café internet, enviándole respuestas a cada uno de los comentarios que Romeo le había dejado escrito.

La familia de Julieta volvió a enterarse de todo lo que había hecho durante la supuesta clase, por ese mismo primo que había revelado su amistad con Romeo, su padre ofuscado, volvió a tomar el modem, esta vez con mucha ira y le ordenó que borrara su cuenta de Facebook.

Julieta, conocedora de todas las triquiñuelas que se podían hacer en esa red social y aprovechándose de la ignorancia de su padre con la internet, en vez de borrar su cuenta, la puso privada. Nadie podía verla.

Romeo, esa noche, fue a buscar el muro de Julieta nuevamente, no estaba por ninguna parte, pero ella aparecía en todos lados, no tenía sus letras en azules, como se acostumbraba en los perfiles, se deprimió, no quiso saber nunca nada más de esa red social, borró su cuenta para siempre. Julieta, que esa tarde salió más temprano de estudiar, fue a un café internet, quiso hablar con Romeo, pero nunca lo encontró, ya no tenía motivos para conservar una cuenta en Facebook, la borró llena de tristeza. Nunca volvió a saber de Romeo, Romeo nunca volvió a saber de Julieta.

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