Sonó la canción cinco nuevamente, nuevamente volví a parar el disco ahí.
Era la cuarta vez en la mañana que escuchaba “Libres” de La Doble A. Era la cuarta vez en la que después de escuchar la canción cinco del disco, volvía a pausarlo para reflexionar.
Como cada que me llega un disco nuevo para escucharlo, le doy play mientras voy haciendo cosas. Era viernes, de noche, así que mientras hacía comida decidí empezar a escuchar ese trabajo que con el cariño de siempre, Nicolás volvió a compartirme en primicia.
Aunque no era tanta la primicia, pues de las 10 canciones que trae el disco 7 son conocidas por la gente, tenerlas compiladas, sin interrupciones y con algo que las completara, satisface a nostálgicos como yo.
Hacía ya cuatro años que La Doble A nos había advertido que con Un Planeta Diferente su historia iba a cambiar y ahora sí que ha quedado demostrado.
Cindy, El Baile del fin del mundo, Jackie Chan y Mañana nos retiramos fueron los sencillos con los que la banda endulzó el oído de sus seguidores. Pero también empezó a marcar un camino para lo que sería Libres.
Hoy, cuatro años después, muchos ensayos y conciertos en el medio, muchos caminos y sobre todo muchas influencias, presentan Libres, que, más que un disco, es una patada en la cara para el rock de Colombia y la muestra de que la constancia, las reinvenciones y, sobre todo, la experimentación ofrecen marcar momentos en la historia musical de una ciudad.
Una colaboración con una de las voces más agresivas de la ciudad ya advertía lo que traía este disco, luego agarraron un coro y lo pusieron a cantar gospel al final de su último sencillo lanzado, ahora llegamos a la canción cinco que con una poesía sucia nos pone a hacer ejercicios de memoria.
A mí me desconcertó.
Me desconcertó no por la banda, sino por el mensaje, porque posiblemente en los últimos años no me había tocado tanto una canción hasta las lágrimas. Pasó mientras comía lo que estaba preparando y tratando de contener las lágrimas mientras con incredulidad me preguntaba si era real lo que estaba escuchando, si la crudeza de las palabras era necesaria, pero mientras más iban pasando los pequeños versos recitados por una voz que aún no sé de quién es (Creo que de Ángel), más quería escucharla, más quería entenderla.
“Niño bomba” se llama esa canción cinco y nos surgió una duda: ¿Cómo irán a cantarla en vivo? Porque tiene una cadencia suave, un poco blues, un poco hard rock, porque es sublime en todos sus cambios, porque la forma del verso recitado en partes descompone una melodía que después se hace potente para rematarnos con un loop que nos cuestiona, que nos duele, que nos llama a mirar atrás, que nos hace darle pause a la canción y volverla a empezar para no pararla de escuchar.
En un momento como el que está viviendo Colombia, canciones así son necesarias: para hacer memoria, para no olvidar, para perdonar, para sentir. Quise comentarlo con alguien, pero por prudencia dejé todo para mí, porque aún no sé quién ha podido escuchar Libres completo. Eso sí, para mí, esta canción se convierte en mi favorita del disco, teniendo dentro de sí varias canciones que han destrozado favoritismos por canciones de trabajos anteriores. Porque Wait, otra de las canciones nuevas, desde el momento en que Nicolás me envió un audio de un ensayo junto con la letra, estaba esperando que saliera en estudio. Y en realidad, es la mejor forma de abrir este trabajo que me estaban advirtiendo que iba a ser una joya. Hoy está también entre mis favoritas de la banda
Wait es un llamado a la calma, porque lo que se viene es una tormenta de rocanrol en diez canciones. Pero también es un llamado a no tomarnos todo a la ligera y a disfrutar los treinta y cinco minutos que dura Libres.
El tercer track del disco y también el que le da el nombre, te agrede con ese estilo que La Doble A encontró para sí, para diferenciarse, para dejar de mostrarse como una banda de punk rock de Medellín y convertirse en una de las bandas con más proyección en los próximos años, porque decidieron hacerlo distinto y la fórmula está funcionando. Libres es eso, es La Doble A del planeta diferente, la que se reinventó en discos de otras bandas, en ensayos, en obsesiones de cada uno de sus integrantes y hoy entrega uno de los mejores discos de los últimos años en la ciudad.
Ahora será sentarnos a esperar a que lo lancen, a que nos deleiten con su calidad audiovisual y sigan demostrando por qué son la banda colombiana con más videoclips, para finalmente terminar con un show que cada vez es más maduro y que así como Libres, Nicolás me advirtió, también va a sorprender.
El disco es completado por un audio en vivo de Mañana nos retiramos grabado en un ensayadero, una nueva versión de La chica del Metro (mi primera favorita de la banda) junto a Hugo Irisarri de Doble Fuerza y su famosa Un rockero en Navidad que fue parte de esa muestra de versatilidad que hoy es La Doble A: la banda que es libre de hacer las cosas que quiera, porque en este momento les sale muy bien.