Cinismo

La miraba fijamente a los ojos, el aliento se le iba, el dolor que expresaba tener parecía indescriptible, solo sentirlo podría dar la experiencia que estaba viviendo.

Él con el cuchillo en la mano veía como su amada se desangraba, le había apuñalado el pecho, la espalda, había hecho daños irreparables, la lengua se la había cortado y se había encargado de poner varias puñaladas en lugares donde la movilidad de las extremidades debería perderse.

Su camiseta ensangrentada y el dolor de conocer su traición aún quedaban, la venganza a la que la había sometido fue tal vez cruel, pero fue lo mejor que pudo haber hecho.

La tomó en sus brazos, su cuerpo pesaba bastante, aún tenía signos vitales. La subió al carro y se dirigieron al hospital, aun le quedaba algo de cordura, no era un asesino.

Ella seguía quejándose, sus ojos bañados por las lágrimas y un camino a su salvación cada vez más cerca.

Llegaron al hospital, él pidió una camilla lleno de angustia, un enfermero salió a ayudarle, la subieron a la camilla y entraron con ella al hospital.

En la sala de espera los detuvieron, una enfermera se les acercó.

-¿Qué es usted con la joven?- Preguntó.

-Soy el esposo- respondió él.

-¿Qué pasó, ella por qué está así?

-No se- dijo él muy tranquilo- cuando llegué a casa estaba ahí, acostada en el suelo desangrándose.

Ella gritó y gritó con rabia, sus ojos cambiaron de expresión, el dolor se hizo menos intenso que su odio, ahora si lo odiaba, lo miró mientras se alejaban con ella para hacerle los exámenes para tratar de salvarla.

9 comentarios

  1. creo ke la verdadera venganza vino despues de hablar con la enfermera jajaja…. hace rato no pasaba por aki a leer… tengo ke desatrazarme homee hay escritos muy buenos… felicitaciones pelaoatt:JE

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