Doña nena y el gato

Prisionero en la carcel

Foto: http://www.cuentosurbanos.com

Doña nena había criado a El Gato en uno de los barrios más peligrosos de Medellín, enseñándole siempre lo mejor, desde los modales, hasta sus gustos musicales y literarios.

 

El Gato había pasado a ser su hijo menor, luego de que al menor lo hubieran asesinado a puñaladas por robarle la billetera.

 

Cada domingo, doña Nena le llevaba al Gato, comida y ropa nueva, que el agradecido devoraba y se ponía frente a ella; pasaban juntos todo el día, desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde cuando ella debía volver a casa. El Gato le contaba las peripecias de la semana, peripecias que luego doña Nena le contaría a los demás hermanos de él.

 

A causa de su manera de fumar desde los doce años, doña Nena adquirió un cáncer que de haber sido descubierto con antelación tal vez hubiera podido salvar el pulmón derecho que ya la enfermedad se había comido y que estaba haciendo metástasis en el hígado y poco a poco estaba invadiéndole el cerebro.

 

Cuando El Gato se enteró, lloró, se maldijo; doña Nena lo tranquilizó y le dijo que no lo iba a dejar solo, que sus hermanos ya sabían qué tenían que hacer.

 

El cáncer poco a poco se fue comiendo la vida de doña nena, quien dejó de llevarle la comida al Gato, pero nunca dejó de enviársela.

 

Doña Nena, murió un quince de junio, su vida se extinguió a las ocho de la mañana, hora a la que el último suspiro fue exhalado por su boca gracias a la tranquilidad que le dieron sus hijos al comprometerse a cuidar al Gato en su ausencia.

 

El Gato se enteró de la muerte de su madre a las nueve y media de la mañana, pidió al director de la cárcel que lo dejara asistir a las exequias, pero como era un preso considerado de alta peligrosidad por haber asesinado a los doce miembros de la banda que habían apuñalado a su hermano menor; solo pudo despedirse del cuerpo de su madre cuando se la llevaron a la puerta de la cárcel y esposado de pies y manos la vio a través de la reja.

A: Alicia en algún lugar del cielo y a Carlos en algún patio de la cárcel Bellavista.

 

 

 

 

 

 

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