Foto: http://poetaedgardoconrado.blogspot.com
Eh, ¿Cómo estás? ¡Qué bueno encontrarte por acá! ¿Qué te trae? ¿Acaso me estás siguiendo? ¿No? Ah, yo creí. ¿Que qué hago? Pues nada, vine a recorrer el borde de este edificio y a brindarme unos segundos de adrenalina al sentir el vacío frente a mi, el vacío en las plantas de mis pies.
¿Por qué? Porque perdí el vértigo con tu partida y me hace falta sentirlo. ¿Que si te extraño? Claro que te extraño, con la profundidad de mi vientre, como una golondrina en un árbol esperando a que llegue el verano, ¿Te quiero? Claro que te quiero, mucho, no te lo podés ni imaginar, es más, creo que llega a ser la palabra con A, si, la misma que te dije como en octubre, esa. Pero creo que es lo mejor.
¿Que qué es lo mejor? Pues esto, tu feliz, realizando tus sueños y no condenándolos a que sean parte de mi fracaso, de mi resignación, de mi falta de lucha. ¿Que si me duele? Claro que me duele ¿Vos creés que está bien saber que todo te sale, que lo mejor que pudo haberte pasado fue dejarme? Si, soy un fracasado, el que se sienta en el tejado a imaginar y vive de sueños, no de realidad.
Igual, me dolés, me faltás, te extraño, tanto, que imagino cada amanecer contigo nuevamente, con el frío, los pájaros, el campo, tu cabello sobre mi pecho, tu saliva humedeciéndome mientras despertaba, las caminadas, los chorizos en los parques, los juegos, el deseo ¿Cuál deseo? Ese que pedí, el que pedía cada que las estrellas se posaban sobre nosotros en las noches de caminar por esos senderos empedrados que nos llevaban a ese, nuestro lugar.
Si, si quiero que seas feliz, mucho. Y ojala lo logrés, así yo me muera de celos, asi no sepa qué decirte cuando te tenga en frente. Si, celos como esos que hoy te enamoran de otro alguien, otro alguien que me mata de los celos, otro alguien que tal vez, si te hace feliz.
¿Que no ponga el pie ahí? Tranquila, nada pasa, igual no importa. ¿Que por qué lloro? No se, tal vez lo hago siempre y nunca lo cuento. ¿Que yo no lloro? Eso digo, eso hago creer, pero ¿Sabés cuántas letras forman una lágrima? No, no son siete, al menos las mías. Cada lágrima mía son como mil trescientas letras, si, casi como una caída al vacío, como un hundimiento en el fango, mil trescientas letras, esas que tendrán un punto final apenas dé un paso adelante.
¿Que por qué huyo? Simple, no quiero incomodar, igual, perdí mi oportunidad, tú misma me la diste. Si, esa noche, con la luna sobre nosotros, dijiste que era la última y por eso no vuelvo, por eso gracias. ¿Cómo amigos? ¿Y es que creés que yo quiero ser tu amigo? No, amigos no. Menos cuando no te he sabido valorar, pero igual, ya que más da. Vos estás bien, yo no estoy tan mal. ¿Que te dé un abrazo? No, no quiero sentirte, no quiero desearte. ¿Por qué? Porque no, porque prefiero sentirte en sueños a despierto, porque no quiero tener tu cuerpo en un momento y luego dejarlo muerto. ¿Que sos un sueño? ¿O sea que te puedo tener? ¿Si? ¿Segura? ¿Que te prometa que será perfecto? No, no fue perfecto, ¡No soy perfecto! Simplemente muero lento, si, sin vos, sin voz, porque me cansé de gritarte en mis recuerdos.
Está bien, voy a abrazarte.
Fueron mil trescientas letras, un recorrido extenso entre el vacío y el abrazo que le brindó. Un abrazo que lo absorbió por completo.
Él, no despertó más, el golpe le había anunciado a ella, que ese era el final del sueño.
No, no fue lo mejor que pudo haberme pasado..