La campanilla

[social_button button=”google” gsize=”small” gannatation=”inline”] [social_link type=”” url=”” target=”” ][/social_link] Foto: Misyaa

Con el último suspiro de la tarde se movió, ella, que permanece estática viendo pasar la gente por Junín tan a prisa, tan esquiva. Ella que espera hilarante ser movida, ella, la campanilla.

Descansa colgada del techo de una librería que se resigna a morir entre tanto comercio de mercancía de contrabando, de ropa, de comidas rápidas, comidas frías. Descansa colgada, esperando que un pequeño golpe la mueva y le diga que alguien vino de visita.

A veces, en su silencio, suspira y suspira. Ve cómo las parejas se enamoran, se besan, miran por la ventana pero no se animan. A veces, en su silencio, añora los momentos del pasado cuando la gente entraba, inundaba sus estantes y compraba un libro. Eran días mágicos en los que sonaba cada treinta y tres segundos; en los que sonaba porque la puerta no paraba de abrir y cerrar, en los que sonaba y era el ruido que todos preferían.

La campanilla está ahí, brillante, con algo de polvo en su cabeza y piensa en el polvo que tienen en ella los que hoy no levantan la suya para mirar al frente, piensa en qué piensan mientras miran sus pantallas, piensa por qué hoy la gente no lee lo que con su sonido ella los invita a ver.

Ella ha visto crecer edificios frente a ella, ha visto brillar los barrotes que Coltejer le puso al frente. Tal vez alguna vez se enamoró de uno de ellos, hasta que el mugre del centro empezó a comérselo. Ha visto crecer a niños que pasaron de overol cuando pequeños y hoy con chaquetas de cuero no son ni un atisbo de eso que soñaron. Ha visto como el pasaje se ha llenado de adoquín, como el club a su lado se convirtió en un pasaje comercial, como al frente le llenaron el edificio de tiendas eróticas.

Hoy, la campanilla, con el último suspiro de la tarde se movió. Vió cómo se besaban sus dueños, como se abrazaban y lloraban. Hoy, la campanilla vió cómo la luz se apagó. Esa luz que alguna vez la llenó de magia, esa luz que encendió miles de corazones, esa luz que en esa librería, para siempre se apagó.