a Doña Beatriz.
Yo la oí reír, yo la vi llorar, la vi enojarse, la escuché cantar, la miré a los ojos, la pude abrazar, la tuve cerquita, no la tuve más.
Era sonrisa blanca para cada frase. Era un beso largo para su más grande amor: su esposo, su familia, sus hijos, su madre, sus nietos, sus sueños, su mayor pasión. Era una palabra exacta en un laberinto, una salida justa para el perdedor, era vida íntegra, esfuerzo y entrega, era pulcritud, luz y educación.
La última vez que estuve frente a ella me dio su sonrisa para mi protección, me miró a los ojos, puso una mano en mi hombro y en profundo silencio echó una bendición. Esfuércese mucho le decía al joven, estudie bastante, sea muy feliz, hoy su descendencia debe estar orgullosa de ese legado que ella les dejó.
Era preocupada, se daba mil veces. Quería para todos siempre lo mejor. Se hinchaba de orgullo, hablaba de los sueños que no había cumplido pero que a sus hijos iba a realizar.
Yo la vi beber y la vi bailar, la vi sonrojarse, la escuché gritar, probé su sazón, sus besos y abrazos, probé su sincera mirada de amor.
Cuídeme a la niña, siempre me decía, cuídela así como la cuido yo, cuídemela y hágamela muy feliz, porque ella es la reina y lo merece todo y muera por ella, como ella por ti.
Amaba a su madre con amor sincero, la amó con su cuerpo y con su razón, la cuidó con el alma, le entregó su vida, la tuvo en su casa hasta que partió.
Cerraba sus ojos con total confianza de que en esta tierra estaba cumpliendo su labor, fue feliz a diario, lo expresaba en todo, desde su trabajo hasta su ilusión.
Sus ojos se han ido, su cuerpo también, sus manos de madre, sus frases de amor. Su vida nos queda como un gran ejemplo, de entrega, de lucha, de esfuerzo y razón.
Se fue para siempre, y quedó en la memoria de todos los que con confianza la llamaron mamá, en todos se esboza una sonrisa larga por saber que esa mujer que los guió ya descansa en paz.
No quedan palabras, solo dar las gracias. Ya los ojos no pueden parar de llorar. Quedó en mi memoria todo lo que dijo y esa sonrisa, no podré borrar.
Me gusta esta forma de narrar.