-Chicos aqui les presento a mi Uvita.-
Anoche la vi, carajo, estaba hermosísima, no se, al principio estaba cohibido, no sabía que hacer, ni que decir, hasta el momento en que me senté a su lado, hablamos, estuvimos juntos el resto de la noche. Entre abrazos, palabras, risas y tomadas de mano o caricias inesperadas, poco planeadas y que ojala pasaran desapercibidas.
La miraba a los ojos, nuevamente su sonrisa, brillante, blanca, grande como siempre, otro flechazo al corazón, un anhelo, querer y poder estar a solas con ella, cosa que no se pudo hacer, habían cosas que quería decirle, contarle todo lo que había pasado desde el ultimo día que hablamos. Una sonrisa tras otra, se fue consumiendo la noche, el sueño empezó a atacarla y yo estuve ahí, a su lado para prestarle el hombro, para que durmiera un poco o al menos para que relajara sus ojos. Un abrazo, ella se recostó en mi pecho, su cabello tocaba mi cara, olía demasiado rico. Abracé ese cuerpo que descansaba sobre el mío, le hablé al oído, ella con su sonrisa, una voz suave respondía, le hablé de la ultima canción que le escribí y con una sonrisa en su boca, una voz suave y mimada me dijo que la quería ver, quedamos entonces en que se la debía mostrar. La noche se consumió, llegó la madrugada, partimos juntos en el mismo transporte, ella seguía bella, con sueño, sus ojos adormecidos, los míos un poco en mejor estado, tal vez quería un abrazo, un hombro donde descansar durante el viaje, pero realmente no pudimos hacerlo. Entonces opté por un mensaje, ya que hablar respecto al tema tampoco era como muy apropiado en ese momento, ya que el viaje lo hacía alguien mas con nosotros, el mensaje no se si fue entregado, pero lo escribí desde el corazón, poniéndole un verso de esa ultima canción que le escribí y diciéndole un par de cosas mas, corto el mensaje, pero tal vez muy sustancioso.
Ella bajó del carro, se paró en frente mientras podía cruzar la calle, yo la miraba con tal fascinación que no era yo mismo, era un yo disfrutando de su presencia, era un yo con ganas de escribirla, de dibujarla a través de mis letras, un yo que mientras la miraba iba pensando en las letras de un próximo mensaje, de un verso que algún día será canción, un yo con ganas de mirarla a los ojos, tomarla de las manos y decirle todo, un yo que estaba pensando en esa canción que le escribí al principio y queriendo hacer eso que dice en uno de sus versos: “te taparé los ojos al saludarte, preguntaré a tu oído quien diablos puedo ser, te besaré largo y suave los labios, te abrazaré muy fuerte y nunca te dejaré”.
Su sonrisa siguió alegrando el viaje, ya la tenía dibujada en mi cabeza, llegué a casa, a dormir, a soñarla. Mis sueños atrevidos, la besaron hasta el cansancio, la abrazaron hasta el cansancio, pero como no me cansaría de eso, como no me cansaría de su presencia, tal vez fueron besos y abrazos eternos, dedicados solo a ella, sabes algo Uvita, ¿cuando nos volvemos a ver que quiero volver a tenerte en mis brazos, quiero decirte todo esto, mostrarte las canciones, sonreír y soñarte nuevamente?
woohoo..por fin «conoci» a uvita….jaja…me la imaginaba mas gorda jajajaesta bacana la historia….
esta bueno parce
Uvita tiene cara de Buñuelo 🙂
Interesante tu texto, me gustó mucho el lenguaje que manejás, se nota que llevás escribiendo hace mucho porque el manejo de la palabra y la puntuación es excepcional, muy apaisado… Y la historia, bueno, charra, las mujeres, Dios, oh, la fuente, la infinita melodía, la inspiradora de sueños…volveré por acáun abraso
Tu soñada Uvita, está tan soñada que la verdad la espera de carne y hueso. Pero está bien la imagen de tu enamorada ya que tiene la fantasía de las palabras que la han descrito todo este tiempo.IsabelC
Tu soñada Uvita, está tan soñada que la verdad la espera de carne y hueso. Pero está bien la imagen de tu enamorada ya que tiene la fantasía de las palabras que la han descrito todo este tiempo.IsabelC