Llevábamos siete años de casados, tal vez ya era mucho tiempo y me había acostumbrado a él, pero yo realmente estaba cansada, su actitud, su cuerpo se había deteriorado totalmente, ya no era el mismo de antes. Me daba asco.
Lo que más amaba era que le hiciera sexo oral, eso lo hacía llegar al cielo, pero a mi ya me disgustaba, me daba asco, su cuerpo, su sexo. Al principio me producía placer, pero luego fue hastiándome y aburriéndome. Siempre era lo mismo empezaba a tocarme, bajaba hasta mi pantalón, metía la mano e introducía sus dedos, luego de estar él bien excitado me pedía que lo hiciera, luego se ponía sobre mi y me penetraba, hasta que acababa. Nunca había tenido un orgasmo de cuenta suya, me producía placer, pero no el suficiente cómo para decir que llegué al éxtasis total. Mis amigas hablaban de los orgasmos como lo más maravilloso que les había pasado, tal vez por eso me conseguí a Jaime, llevábamos dos meses saliendo y era delicado, hablaba de todo, pero yo no lo quería para hablar, para eso tenía al otro asqueroso cerdo en mi casa, para eso lo tenía cuando llegaba a la casa luego de trabajar, él esperaba que yo le sirviera la comida y apenas terminaba quería acostarse conmigo, hacerme el amor y terminar roncando en su lado de la cama. Eso me daba mucho más asco aún. Yo no soy muy conversadora luego del sexo, pero si me gusta que me acaricien un poco. De todas formas, yo no rendía al maximo porque igual, en la tarde ya había podido desahogarme con Jaime, había logrado conseguir ese Orgasmo que siempre quise, fue el primero.
Luego de un tiempo con Jaime decidí dejarlo, pero no quería dejarlo asi como así. Lo planifiqué todo. Compré un apartamento en Nueva York, allá no nos encontrarían.
Lo esperé, llegó a las ocho de la noche, olía a licor, a perfume barato, supuse que había estado con alguna puta barata, de esas que le recordaban su condición de cerdo. Le serví la comida. Estaba comiendo, mirando hacia el televisor, luego de terminar, se abalanzó sobre mi, yo esperé, esperé, él empezó con su mismo ritual para excitarme. Cuando ya él también estaba excitado, me pidió que le hiciera sexo oral, empecé, cerré los ojos, no quería sentirlo más, fingí disfrutarlo, tomé un cuchillo que había puesto bajo la cama y le corté el miembro, en su dolor, gritó, me golpeó la cara, estaba débil, con fuerza lo empujé, lo acosté en la cama y me puse sobre él, descargué mi ira, el haber perdido mi juventud a su lado, una, dos, tres puñaladas, en distintas partes del cuerpo, chillaba como un cerdo, miraba con sus ojos llenos de dolor, de rabia, yo sabía que hacía tiempos me traicionaba y ahora me estaba desquitando, traicionandolo yo tambien, yendome con otro, pero eso si, no me fui con las manos vacías, me llevé conmigo su vida, mi juventud y mi venganza.
Cuando terminé, miré su cuerpo acostado, las sabanas blancas tenían un bello adorno escarlata, casi vinotinto que las hacía lucir muy bien. Sonreí, con mis uñas tomé un poco de sangre y empecé a escribir en la pared de la habitación.
“No me busquen que realmente acabo de escapar de la vida que este cerdo me estaba otorgando, no me busquen porque ahora si me voy a dedicar a ser feliz, no me busquen porque pese a mi venganza, comparado con mis sueños lo que le hice fue nada.”
La verdad es que si tanto asco le deba pues que lo hubiese dejado, no veo nada que se lo impidiese.La curiosidad por saber que pasa impregna todo el relato. (Yo también creo que las tres mujeres se conocen)Un gran beso Juanse.
Que intenso el relato, lleno de pasión. Creo que tiene bastante para ser analizado a nivel simbólico, por ejemplo no es casualidad que haya cortado su pene en vez de su cuello o de envenenarlo. Saludos!
Wow!!!!!!Éso si que era asco, asco hasta matar! Buenísimo cuento, Juanse, se sostiene hasta el final!(Hasta te daría mi aliterado ramo rojo para que lo tires sobre la cama)Besos(pero transparentes de amistad)
Muy bueno amigo, no creí que fuese a terminar así. Aunque creo que ella no debería justificarse, me refiero…lo mato y ya. Cada cual que piensa lo que quiera. La situación sexual de muchas mujeres es … silencio de dolor. El caso es que me ha encantado el comienzo, cuando me has sumergido en el despertar de un matrimonio…en el que mutuamente se miran y dice…¿quién cojones es ese viejo que duerme a mi lado?un besazo
Lo dañaste con ese final 🙁
Una historia fuerte, en la que predomina el hastío. Esa palabra definiría muy bien este relato.Besos Juanse, nos seguimos leyendo.:-)
Demaciadooo fuerte!!!Y si muy asquerosooo y mera loca la vieja!!!… Pero buenooo… Por cerdo!!!… jijijiji